sábado, 12 de julio de 2008

CICLISMO

Creo que la primera vez que me emocioné con el ciclismo fue con Luis Ocaña, cuando estuvo a punto de ganar el Tour de 1971, y tuvo que abandonar debido a una caída en el Coll de Menté, en los Pirineos. En aquella ocasión lucía el Maillot Amarillo y llevaba una renta de 7 minutos sobre Eddy Merckx "El Caníbal". Después, en el Tour de 1973, Luis Ocaña consiguió ganar la carrera y ser el segundo español que lo conseguía después de Bahamontes.
Más adelante fue Bernard Hinault "El Tejón" el que me impresionó. El bretón de Yffiniac era un ciclista combativo y obstinado, y no en vano consiguió ganar 4 Tours, 3 Giros y 2 Vueltas. Su duelo con Marino Lejarreta en la Vuelta 83 fue antológico, y aunque el vasco llegó a ser líder y a ganar la etapa en los Lagos de Covadonga, "El Tejón" acabó imponiéndose.
Pero sin duda la época que más me marcó fue la de Perico Delgado y sus participaciones en el Tour de Francia. "Hachazo de Perico" es una frase que nunca olvidaré y que me emocionaba cuando la escuchaba aquellas tardes de Julio plantado ante el televisor a finales de los años 80. Perico fue un tipo peculiar que incluso tenía su propio lenguaje. A él se le atribuye el término "Pájara" para definir un desfallecimiento, o "El Tío del Mazo". No cabe duda de que el ciclismo español le debe mucho.
Nunca he sido fan de Miguelón, aunque 5 Tours consecutivos no los gana cualquiera. El ciclismo actual, con una tecnología aeroespacial a la hora de diseñar bicicletas, y con expertos en medicina y biotecnología que, en vez de cuidar al corredor, lo que hacen es ayudar a enmascarar el dopaje, no me llama mucho la atención. Ya sabemos que no todo el monte es orégano y que la gran mayoría de los ciclistas son honrados profesionales, aunque como dijo un ciclista que no recuerdo: "¿No querrán que subamos al Mont Ventoux sólo con galletas?"

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